La madre de una joven de 22 años confesó haber matado al bebé que acababa de dar a luz su hija, embarazada de casi siete meses, en el domicilio familiar la noche del domingo pasado. A las pocas horas, hacia las siete de la madrugada, la primeriza fallecía en el Hospital Virgen de la Concha por «lesiones postparto», según especifica la nota remitida por la Subdelegación del Gobierno.
La Policía Nacional halló el cadáver del prematuro, con evidentes signos de violencia -lo que indica que nació con vida- metido en una bolsa de plástico y oculto en una despensa de la casa familiar. Sobre la abuela, que ingresó ayer en la cárcel, pesan la comisión de dos delitos: uno de asesinato relacionado con el fallecimiento del neonato; y otro de homicidio imprudente, por el fallecimiento de la joven, ya que cuando llegó al "Clínico" fue imposible hacer nada para salvar su vida.
Al parecer la joven, cuyo nombre responde a las iniciales de T.M.S., que ocultó a sus padres el embarazo y a sus amigas más próximas, habría tratado de deshacerse del bebé con alguna sustancia abortiva que le provocó el parto, indican fuentes bien informadas.
La fallecida se acostaría en su habitación y daría a luz sin ayuda, según las primeras versiones, que indican que los padres se la encontraron a primeras horas de la mañana tirada en el pasillo de la vivienda. La llamada al servicio de emergencias del 112 se produjo hacia las 7.00 horas desde la casa. Cuando ingresó en el "Virgen de la Concha" su estado de salud era ya muy precario, puesto que no había podido expulsar la placenta, lo que provocó una pérdida importante de sangre. Otras versiones señalaban que su madre no la asistió durante el alumbramiento. Lo cierto es que la acusación de homicidio imprudente indicaría que, al menos, no la auxilió con la rapidez debida para evitar su óbito.
La juez que investiga lo ocurrido en la madrugada del pasado domingo al lunes en la vivienda de la joven fallecida ha decretado el secreto sumarial, a fin de que la investigación pueda realizarse sin interferencias, al tratarse de un caso especialmente delicado que ha dejado a la familia de la joven destrozada. Al funeral celebrado ayer en la iglesia de Lourdes acudieron numerosos vecinos y amigos de la finada, ajenos a los sobrecogedores detalles de la tragedia que vive la familia.
La noticia comenzó a recorrer la ciudad a primera hora ya por la tarde, a las pocas del entierro. Los primeros rumores hablaban de una joven que al intentar abortar había muerto y de la detención de una mujer acusada de asesinato, por la muerte del bebé, y de homicidio imprudente por no haber socorrido a tiempo a la madre.
El secreto sumarial, decretado hacia la una de la tarde por la magistrada del Juzgado de Guardia, ha impedido recopilar datos más concretos del suceso que mantiene conmocionada a la ciudad.
Al parecer, la joven madre había dejado de salir en los últimos meses con sus amigos de hace años, lo que propició un distanciamiento cada vez mayor. En círculos próximos a la fallecida se comentaba, no obstante, que había intentado abortar antes de que se produjera su fatal desenlace y el de su hijo. Las lesiones postparto que presentaba la parturienta llevaron a los médicos del Virgen de la Concha a poner el caso en conocimiento del Juzgado de Guardia.