El género en otoño

La cartelera madrileña se presenta este otoño tan variada como atractiva. El curso académico también acaba de inaugurarse y como no viene mal actualizarse, decidí mirar qué posibilidades hay en temas relacionados con la mujer.

Una universidad de ámbito nacional con una amplísima oferta de posgrado -dos páginas de periódico- incluye seis cursos: cuatro sobre violencia de género, uno para agentes de igualdad y otro sobre legislación. En otros centros encontré que, en el campo de las humanidades, se trabaja sobre literatura, arte, comunicación, el papel de la mujer en la historia, prácticamente en todos desde planteamientos feministas.

Hay un gran interés en la violencia de género y en la formación de agentes de igualdad. También programas que analizan estereotipos y roles, fiscalidad y género, estudian la conciliación, generan y difunden metodologías para elaborar presupuestos de género, estudiar el impacto (de género) de las políticas públicas o la aplicación de la transversalidad (de género) en esas mismas políticas. Y más sobre la ley de igualdad que entró en vigor el año pasado.

Lo que yo buscaba era algún curso o investigación sobre la carrera profesional de las mujeres y, en particular, sobre cómo está afectando la crisis al empleo y al ascenso profesional. Al fin y al cabo, esta es la primera vez que se produce una recesión con unas tasas tan altas de ocupación femenina y de tan elevada cualificación, y como en ocasiones anteriores, no sabemos si va a ser la mujer la primera expulsada del mercado de trabajo o si estas nuevas circunstancias, además de la presencia de inmigrantes, van a suponer un cambio, de qué tipo y con qué consecuencias.

Me dirigí entonces hacia las escuelas de negocio. Una de ellas propone un curso sobre mujer y liderazgo, en el que las participantes podrán tomar conciencia de sus cualidades específicas para convertirse en “poderosos agentes de cambio para la empresa y para la sociedad”, desarrollarlas y compartirlas con otras mujeres. Es otro enfoque, pero haber crecido en un gineceo y haber tenido tantas compañeras de trabajo, me han hecho irremediablemente escéptica ante las habilidades femeninas.

Desilusionada por el sesgo de la oferta casera, exploré el mercado exterior, en concreto el anglosajón, y comprobé con envidia que allí la investigación se dirige hacia el buen gobierno corporativo y la diversidad, las culturas organizativas, el trabajo flexible, la gestión efectiva para las profesionales de los permisos de maternidad, las mujeres candidatas en las elecciones, o el género y los partidos políticos, entre otros temas.

A diferencia de los que aquí nos ocupan, todos ellos están directamente conectados con las preocupaciones de las mujeres profesionales y su tratamiento se enfoca hacia la comprensión de la complejidad de los problemas, sin dar por supuestas sus causas.