«Las mujeres envejecen mejor que los hombres; ellos tienden a aislarse»
Gonzalo Berzosa Zaballos
Director del Instituto de Formación en Gerontología y Servicios Sociales
Sostiene que la práctica del voluntario es garantía de bienestar, ¿tanto como una medicina para el mayor?
- La medicina cumple un gran papel, por supuesto, y en nuestra sociedad hay una gran conquista de salud, por suerte. Envejecemos con más salud; pero hay unos problemas emergentes en la sociedad, que nacen de la vida que llevamos. Está, por ejemplo, el de la persona mayor, que es un fenómeno nuevo. Antes había pocos y valían mucho porque escaseaban. Como ahora hay muchos mayores parece que los tenemos un poco más en segundo lugar. Entonces, entre las necesidades emergentes se encuentra la de estar con otros, porque la soledad es un fenómeno relativamente nuevo. Antes, en los pueblos, cuando uno estaba mal, le visitaba el vecino, el cura, el alcalde... hasta el gato. Hoy día envejecen solas muchas personas sin recursos de relación. Y muchos de los problemas de los mayores se centran en la soledad, el aislamiento y la incomunicación.
- ¿Cómo hacer frente a esa soledad?
- Pues otro fenómeno nuevo de esta sociedad es el ocio. Nuestros padres y abuelos no tenían ocio porque no tenían tiempo; había muchos hijos y no se disponía de lavadora ni de agua corriente. Hoy la gente tiene tiempo. La cultura y el ocio es una necesidad nueva y ante esas necesidades psicosociales, no sólo de salud o corporales, el voluntariado es una garantía de bienestar.
- ¿Qué aporta el voluntariado a los mayores?
- Fundamentalmente tres cosas. Aporta relaciones porque estás con otro, te aporta actividad porque sales de casa y te aporta el sentimiento de utilidad, que es muy importante en la vida. Cuando uno se hace mayor, dice qué hago, no tengo trabajo, no tengo reconocimiento, no soy útil. El voluntariado cumple un papel importante en la sociedad. Porque los mayores lo que necesitan hoy básicamente es desempeñar un rol socialmente valorado, que la sociedad diga qué bien, qué activo.
- Qué los mayores no sean considerados como un lastre?
- Exacto. Ahí entra el voluntariado, dentro de ese modelo que tiene España del envejecimiento activo. Hablamos mucho de la ley de dependencia, de atender a la gente dependiente, que es fundamental. Pero la ley tiene una primera parte, como es la promoción de la autonomía y la atención a las personas en situación de dependencia. Lo importante es la prevención y la atención, porque la mejor prevención de la dependencia es la que se puede evitar.
- ¿Cómo?
- Estando con otros, relacionándote, sintiéndote útil. La promoción de la autonomía es fundamental porque la autonomía es salud y la enfermedad es dependencia.
- Poniéndonos en la situación de Zamora, una provincia con pueblos muy pequeños, muy envejecidos, con una presión social que no hace tan fácil el voluntariado. ¿Cómo actuar y salvar esas desconfianza a la que se enfrentan las personas que quieren ayudar a los demás?
- Los pueblos no han nacido hoy, llevan viviendo años. Es verdad que tradicionalmente hemos vivido mucho aislamiento. No olvidemos que desde pequeños nos enseñaban "cada uno en su casa y dios en la de todos". Y eso, que está bien, hoy en día es yo en mi casa, dios en la de todos, pero tengo que estar también con los demás en la casa que es el mundo en el que vivo. Entre los mayores de hoy es verdad que hay grupos muy aislados, pero eso está cambiando. Hoy en día no es lo mismo tener 60 años que 80 ó 60 que 65. Como no es lo mismo envejecer en un pueblo, que en la ciudad, solo que acompañado, en la residencia o activa, o envejecer hombre o mujer.
- ¿Hasta en el sexo hay diferencias?
- Las mujeres envejecen mejor que los hombres por su relación con los demás, salen, pasean, van a cursos... Los hombres tienden más a encerrarse y aislarse. Una mujer me decía hace unos días: "desde que se ha jubilado, mi marido molesta más que una cómoda atravesada en el pasillo". Eso hay que cambiarlo, los hombres también tienen que asociarse, salir, relacionarse... porque van a vivir muchos años. Hoy en día salir con otros, agruparte y hacer algo con los demás es un gran beneficio para la salud psíquica y ésa ayuda a la física.
- Habla usted de farolillos rojos antesala de la depresión. Hasta qué punto los programas sociales o los Ceas (Centros de Acción Social) pueden ayudar a cambiar esta situación. Le vuelvo a pedir que se ponga en la situación de Zamora, con pueblos muy envejecidos, gente muy mayor, sola y remisa a recibir ayuda.
- En las ciudades decimos que la soledad es vertical porque uno vive en una casa de quince pisos y el del primero no sabe del segundo o del quinto. Y en los pueblos decimos que la soledad es horizontal. Sin embargo, eso está cambiando. Por suerte los Ceas son un recurso maravilloso para que la gente sienta que se piensa en ellos. La situación está cambiando y va a cambiar más porque las nuevas generaciones van a demandar mucha presencia. Los que hoy tienen 60 ó 65 años van a demandar mucho protagonismo. Por supuesto que hay un sector todavía muy tradicional y muy aislado, pero los Ceas cumplen un papel muy importante como plataforma que hay que seguir apoyando. Los mayores no son todos iguales, como los jóvenes tampoco. Es importante saber que la sociedad cambia con imágenes. Hablar, pensar, escribir, la Universidad cumple un papel. Pero también hay un papel social que es la imagen, la gente se socializa, se hace socio adhiriéndose a imágenes; por eso decimos que es bueno que el niño vea en casa cosas buenas porque entonces se socializa, que vea en el colegio solidaridad.
- Y eso se puede trasladar a los mayores...
- Los mayores cada vez están cumpliendo una imagen de más presencia social, más actividad, más compromiso y esa imagen social es la que está cambiando. Incluso en los medios de comunicación. Hace poco vi que decían "atropellados dos ancianos en la M-30" y tenían 68 años. Se sintieron muy ofendidos, no veas las quejas que recibió ese medio. Esta es una muestra del cambio la imagen, con ese mayor voluntario, activo, solidario y comprometido.
- Un señor o señora de un pueblo puede decir, "quiero ser voluntario, ¿pero qué hago?"
- Existen pequeños cosas y habrá que ir inventando nuevos programas. Por ejemplo, si hay un pequeño museo o algo tradicional, hay mayores que pueden enseñar porque el Ayuntamiento ni tiene un técnico ni a lo mejor lo puede pagar. Se puede visitar un centro de día o residencias donde hay otros mayores solos y acompañarles. Hay mayores que van a leerles el periódico, que forman un coro, pueden estar en su propia junta de gobierno de la asociación, o con los discapacitados o enseñando castellano a los inmigrantes... Fíjate si se pueden hacer cosas.
- ¿El futuro del mayor por donde va?
- El futuro va por ir generando un nuevo modelo en nuestra sociedad. Lo que llamamos el envejecimiento activo que, en definitiva, serían tres grandes cosas. Un mayor muy presente en la sociedad, muy activo, relacionado y formado, a través de internet, cultura general, las universidades de mayores, la Universidad de la Experiencia etc. Y ese mayor formado, asociado y comprometido va a cambiar el mundo. Dentro de 20 años cada vez va a haber más mayores y menos jóvenes. Los mayores serán unas personas que cumplan un rol activo socialmente valorado. Me alegro que la jornada organizada por la Diputación sobre voluntariado rural haya servido para reflexionar sobre todo esto.
«No hay que confundir. Los abuelos no son los padres ni pueden suplirlos»
- Otro de los fenómenos nuevos o emergentes es el del "abuelo esclavo". Algunos se tienen que ocupar de los nietos y renunciar a otras muchas cosas.
- Hay que conseguir que atiendan a los nietos y hacer otras cosas.
- Pero la realidad es bien distinta, hay bastantes abuelos que asumen el cuidado de los nietos, dejando atrás otras ocupaciones y ocios.
- Sí, estamos hablando mucho los gerontólogos sobre esto. Por supuesto que el papel del abuelo con los nietos es fundamental porque generan mucha unión, mucho compadreo y afecto. Pero no hay que confundir. Los abuelos no son los padres y el abuelo no debe suplir los papeles. Y también es importante no convertirse en (no se me tome mal la expresión) "chachas" para todo de segunda categoría, lo digo como personal auxiliar para todo, que es el síndrome que llamamos hoy de la "abuela esclava". Es muy peligroso estar para todo.
- ¿Qué consecuencias puede producir en las personas mayores esa atención sin límites los nietos, muchas veces obligados por las circunstancias?
- Hay que comprender que las abuelas y abuelos a veces no tienen ni salud ni fuerzas para estar con niños pequeños. Atender a los nietos sí, pero también se tienen que atender ellos. Yo no puedo ayudar a otros si no me ayudo. Muchas abuelas que se dedican a cuidar a los nietos muchas horas, cuando pasan los años y los niños han crecido, se sienten solas y resulta que van a vivir hasta los 90. Hay que tener cuidado. Estar con los nietos, pero también con las asociaciones, con los grupos